El mar: un regalo de la Naturaleza para tu cuerpo y mente

  Siempre he preferido la playa a la piscina, pero hay que admitir que cuando logramos la hazaña de ponernos todos de acuerdo para ir al mar, la cosa puede convertirse en una especie de comedia de los hermanos Marxs. Entre la invasión de toallas, los gritos, la arena que misteriosamente siempre encuentra el camino para alcanzar tus ojos, sombrillas que parecen dispuestas a despegar como cohetes y neveras llenas de comida como si fuéramos a pasar un mes entero, la experiencia playera se convierte en toda una aventura digna de una sitcom.

  Pero por suerte, siempre hay rincones escondidos donde uno puede escapar de todo ese caos y, en este preciso momento, me encuentro en uno de esos lugares mágicos: un pequeño paraíso en el Levante español, donde es difícil acceder en coche y cuyo nombre no voy a desvelar. Venir a la playa no solo es refrescante y relajante, sino que trae consigo una serie de consecuencias saludables que ni te imaginas.

  Ya sea sumergiéndote en el mar o simplemente paseando por la orilla como si fueras el protagonista de un anuncio de crema solar, la naturaleza te regala un montón de beneficios que, créeme, valen la pena. Así que, la próxima vez que te pregunten "¿piscina o playa?", espero que no tengas que pensártelo tanto.

El poder del mar en tu cuerpo

   El agua de mar es rica en minerales como cloro, sodio, azufre, potasio, calcio y magnesio. Estos elementos pueden hacer maravillas en nuestra piel, pulmones y articulaciones, gracias a un proceso fascinante llamado quimiosíntesis. Este proceso, impulsado por bacterias marinas, transforma minerales inorgánicos en nutrientes, proporcionando a nuestro cuerpo antioxidantes y vitaminas esenciales además de reducir la acidificación corporal. Y, si además de sumergirte en el mar, tomas el sol o das un paseo por la playa, potenciarás aún más estos efectos.

  No es de extrañar que los médicos recurran al mar para tratar una variedad de enfermedades, demostrando que la naturaleza es una aliada poderosa para nuestra salud.

Cuida de tu piel de manera natural

  La piel es la primera en levantar la mano para aprovechar los beneficios del agua de mar, siempre y cuando la mimemos con protector solar y evitemos esas horas en las que el sol está en modo “horno”.

  Desde tiempos remotos, el agua salada ha sido la aliada secreta para calmar problemas de la piel. Con minerales como sodio, magnesio, calcio, potasio e yodo, el agua marina no solo ayuda a mantener la piel joven y fresca, sino que también tiene un talento especial para curar y desinfectar. Además, si tienes psoriasis o eccema atópico, el agua de mar es como un spa natural con propiedades antiinflamatorias. Eso sí, aunque darse un buen chapuzón es genial, no hay que olvidarse de la medicación, ¡el mar no puede hacer todo el trabajo solo!

Respira y exhala para sanar tus pulmones

camino playa carmen garay

  Para los que viven en la jungla de asfalto, el mar es como un gran respiro de aire puro. La brisa marina, cargada de yodo y libre de toda la contaminación de la ciudad, es como un aerosol natural que despeja las vías respiratorias mejor que cualquier inhalador. Inhalar este aire no solo le da un empujón a tu glándula tiroides, sino que también mejora la circulación, calma el corazón y hace que los pulmones funcionen como un reloj.

  Y como si fuera poco, el ozono natural que flota en el ambiente marino tiene propiedades bactericidas, convirtiendo el aire de la costa en un escudo protector para tus vías respiratorias. ¡Respira profundo y deja que el mar haga su magia!

Fortalece y tonifica tu musculatura

   Caminar por la playa a un buen ritmo, entre 5 y 6 km/h, es como un entrenamiento encubierto: tonifica las piernas y los muslos, y si te animas a subir alguna duna, tus glúteos también recibirán su dosis de ejercicio. Lo ideal es hacerlo a primera hora de la mañana o por la tarde, siempre bien protegido con bloqueador solar y unas gafas con filtro UV, para que disfrutes sin preocupaciones.

  Y si prefieres nadar, el mar te ofrece un spa natural. Las olas son como un masaje gratuito que relaja tus músculos, y la flotabilidad en el agua aligera la carga sobre tus articulaciones, permitiéndote moverte sin riesgo de lesiones, especialmente si tienes unos kilitos de más. Además, cuanto más profundo vayas, mayor será la presión que mejora la circulación y el drenaje linfático, dando un impulso extra a tu bienestar general. ¡Es todo un combo saludable!

Relaja tu mente y recarga tu energía

  Después de un maratón de trabajo, todos soñamos con desconectar y recargar las pilas, aunque a veces parece más fácil decirlo que hacerlo. Aquí es donde entra en juego la brisa marina, que con su ionización negativa, actúa como un impulso natural de serotonina, reduciendo la ansiedad y mejorando el humor. Si a eso le sumas un poco de ejercicio físico y unos baños de sol, el mar se convierte en el compañero ideal para dejar el estrés en la orilla, mejorar la calidad del sueño y alcanzar una relajación profunda. ¡Es como un reseteo natural que todos necesitamos!

  En resumen, la próxima vez que pongas un pie en la playa, acuérdate de que no solo estás ahí para relajarte y tomar el sol, ¡estás dándole ¨medicina¨ a tu cuerpo y mente de maneras que ni te imaginabas! El mar es mucho más que un simple lugar para descansar; es como un spa natural que te cuida mientras te diviertes. ¡Así que disfrútalo, porque estar en la playa es mucho más saludable de lo que parece!