cosmetica oncologica necesaria o no

 Cada año, el número de personas afectadas por el cáncer sigue creciendo de manera alarmante. Se estima que este año habrá aproximadamente 20 millones de nuevos casos de cáncer en todo el mundo, con 9,7 millones de muertes. Además, 1 de cada 5 personas, a nivel mundial, desarrollará cáncer a lo largo de su vida.

 Las cifras son abrumadoras, pero el objetivo de este artículo no es centrarse en números o en estadísticas de mortalidad. Lo que realmente me gustaría plantear es si es necesario usar siempre productos de cosmética oncológica en las personas que están recibiendo tratamiento contra el cáncer. Y voy a dar una respuesta a la gallega: ¨depende¨. Para que se entienda mejor mi respuesta voy a ir desgranando poco a poco algunos puntos.

 Vamos a empezar por definir qué es la cosmética oncológica. Consiste en una rama especializada de la cosmética enfocada en el cuidado de la piel, el cabello y el bienestar general de las personas que están pasando por tratamientos oncológicos. Estos tratamientos pueden tener efectos secundarios adversos en la piel, el cabello y las uñas, lo que puede afectar tanto la apariencia física como la autoestima de los pacientes.

¿Cuáles son los productos oncológicos?

 Podemos encontrar prácticamente los mismos que en la cosmética convencional: cremas y lociones hidratantes, protectores solares, bálsamos labiales, productos para la caída del cabello o pelucas, esmaltes de uñas y maquillaje especial, como bases y correctores para cubrir rojeces o imperfecciones de la piel.

 ¿En qué se diferencian entonces de los productos convencionales? La clave está en que deben cumplir ciertos requisitos, como:

  • Deben tener un número escaso de ingredientes en la formulación.
  • Los excipientes deben ser emolientes, para ayudar a reparar la piel seca y sensible.
  • No deben de contener agentes irritantes, sensibilizantes y alérgenos.
  • Se excluirán los vasodilatadores y cualquier tipo de estimulantes sensoriales cutáneos (precaución con los aceites esenciales).
  • Deben ser productos con escasa o nula toxicidad y de elevada calidad y pureza

 Si analizamos la amplia variedad de productos cosméticos en el mercado, podemos comprobar que no solo la cosmética oncológica cumple con estos requisitos. La cosmética ecológica o natural certificada, productos hipoalergénicos y algunas líneas profesionales de estética también los cumplen. Pero sigamos adelante.

¿Cuáles son las alteraciones en la piel durante los procesos oncológicos?

 Estas alteraciones pueden variar mucho de una persona a otra. No todas las personas reaccionan de la misma manera ante los mismos tratamientos, y en algunos casos puede incluso que ni siquiera aparezcan síntomas. Esto depende de factores como el tipo de tratamiento, su duración, la cantidad de dosis recibida y el área del cuerpo afectada, especialmente en la radioterapia. Además, influyen otros elementos como la genética, la sensibilidad y el estado general de salud del paciente. Por lo tanto, cada caso es único y necesitará una valoración y atención personalizada.

 Existen diversos tipos de tratamientos oncológicos, y cada uno ha sido diseñado para atacar la enfermedad de diferentes maneras, dependiendo del tipo, la localización y el estadio del cáncer. Pueden utilizarse solos o combinados en función de los objetivos que se desean obtener (curación, control o paliativos). Los tratamientos más comunes son: cirugía, quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida, inmunoterapia, terapia hormonal, crioterapia, trasplante de células madre, etc.

 De todos los tratamientos mencionados, me gustaría centrarme en los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia o radiaciones ionizantes, porque tienen capacidad de penetrar en los tejidos y afectar a las células vivas provocando ciertos cambios y daños celulares en la piel.

 Algunas de las alteraciones más frecuentes son: piel extremadamente seca (xerosis), prurito cutáneo (escozor generalizado), erupciones pápulo-pustulosas (skin rash), eritema tóxico, eritema acral, fotosensibilidad, alteraciones de la pigmentación (hiperpigmentación/hipopigmentación), fisuras y ulceraciones, dermatitis descamativas o ampollosas, radiodermitis, inflamación, alopecia y modificaciones del cabello y alteraciones de las uñas. ¡Tela marinera!

 Estamos hablando de lesiones importantes, que dan como resultado una piel extremadamente frágil y sensible. Este estado de deterioro no solo aumenta el riesgo de infecciones y alergias, sino que también afecta profundamente el bienestar emocional de los pacientes. Además del dolor físico, estas alteraciones generan incomodidad constante y afectan la calidad de vida, complicando las actividades diarias y aumentando el sufrimiento.

 Es fundamental, por lo tanto, aplicar productos cosméticos con principios activos calmantes, regenerantes, antiinflamatorios e hidratantes, que reparen la barrera cutánea respetando el ciclo natural de renovación epidérmica con el objetivo de prevenir y tratar dichos efectos adversos.

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¿Qué tipo de principios activos son entonces recomendados en la formulación de cosméticos oncológicos?

Estos son algunos ejemplos de principios activos que contiene la cosmética oncológica.

  • Aceites y mantecas de primera presión en frío, porque poseen una gran capacidad emoliente: mantecas de murumuru, karité, cacao; aceites de rosa mosqueta, oliva, borraja, jojoba, argán, basabú, baobab, macadamia, de lino, onagra, cáñamo, calabaza, cártamo, kukui, etc.
  • Antioxidantes para proteger las membranas celulares de la peroxidación lipídica y neutralizar los radicales libres, que pueden reducir las defensas antioxidantes de la piel. Entre los antioxidantes más utilizados se encuentran el superóxido dismutasa, el glutatión, el ácido lipoico, así como los extractos de semillas de pomelo y el licopeno.
  • Vitaminas. Vitamina A para regular la queratinización epidérmica; vitamina C, que interviene en la síntesis de colágeno; vitaminas del grupo B, para la producción de energía celular y mejorar la barrera cutánea. Entre las vitaminas del grupo B destacar vitamina B3 (Niacinamida) con acción antiinflamatoria, vitamina B5 o D-Pantenol con acción hidratante y regulador de la pérdida de agua transepidérmica (TEWL), vitamina B7 (Biotina), porque reduce la inflamación de los queratinocitos; Vitaminas C y E conjuntamente, porque constituye un buen sistema antirradical y vitamina D (calcitriol), que regula la proliferación de los queratinocitos.
    Sustancias filmógenas como el ácido hialurónico. Es uno de los ingredientes más conocidos por su capacidad para retener agua en la dermis y mejorar así el aspecto de la piel.
  • Aguas termales ricas en selenio, zinc, magnesio por su acción antiinflamatoria.
  • Arcillas antiflogísticas como el caolín y la arcilla verde de Francia.
  • Fangos termales o peloides por su eficacia en calmar prurito y disminuir eritrosis.
  • Extractos de plantas como la altea, manzanilla romana, caléndula, malva, saúco, centella asiática, regaliz.
  • Algas y derivados por sus propiedades hidratantes, demulcentes y antioxidantes.

 

Tras esta breve explicación, es evidente que no todos los cosméticos convencionales son adecuados para tratar la piel dañada de los pacientes oncológicos. Sin embargo, si revisáramos la lista INCI (nomenclatura internacional de ingredientes cosméticos) de productos de cosmética ecológica o natural certificada, biológica junto con los productos hipoalergénicos y algunas líneas de cosmética profesional de eficacia probada, veríamos que también incluyen muchos de estos principios activos y cumplen con los requisitos exigidos para la cosmética oncológica.

Para concluir, insistir de nuevo que cada paciente oncológico es único y requiere una valoración personalizada para determinar el cuidado más adecuado para su piel. En mi opinión, la elección de los productos cosméticos no debe limitarse exclusivamente a la cosmética oncológica solo por haber recibido un tratamiento contra el cáncer, sino que tiene que tener en cuenta el estado actual de la piel y las posibles secuelas que haya dejado el tratamiento, en caso de que las hubiera. Y, por supuesto, ante cualquier duda siempre es recomendable consultar con el oncólogo o dermatólogo.

 

Si has llegado hasta aquí y eres un paciente oncológico, solo deseo una cosa: que te cures y seas feliz. Y si estás tan sano como una manzana, espero que sigas así para seguir disfrutando de la vida.